El Gobierno de Navarra perpetuará la exclusión del euskara en la administración pública

2025-05-07

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Hoy, el Gobierno de Navarra ha aprobado los decretos forales que modifican la plantilla orgánica de la Administración de la Comunidad Foral y de sus organismos autónomos. Estos decretos desarrollan el Decreto Foral 97/2024, publicado el 22 de noviembre de 2024 –conocido como el Decreto de Méritos–, y determinan los puestos en los que el conocimiento de idiomas será valorado como mérito en los procesos de acceso y provisión de puestos en la administración pública navarra.

En ellos, el Gobierno de Navarra ha fijado 9.537 puestos de trabajo en la administración pública en los que se valorará algún idioma como mérito. De todos esos puestos, en 1.459 no se valorará el conocimiento de euskara, mientras que sí se tendrán en cuenta idiomas extranjeros (alemán, francés o inglés). En solo 459 (un 4,8%) puestos el euskara será el único idioma valorado como mérito, y en el resto (7.619, en su mayoría del ámbito sanitario), aunque también se valorará el euskara, se podrá obtener la misma puntuación con el conocimiento de idiomas extranjeros. El Euskalgintzaren Kontseilua y el Observatorio de Derechos Lingüísticos - Behatokia han denunciado que se ha actuado con discriminación hacia el euskara, situándolo por detrás de las lenguas extranjeras. Consideran está muy lejos de garantizar los derechos de la ciudadanía y de avanzar en la normalización del euskara.

«Debemos tener en cuenta que la mayoría de estos puestos pertenecen a servicios centrales, que prestan servicios a la ciudadanía de toda Navarra; sin embargo, en los puestos de la zona llamada “no vascófona” el euskara no será mérito. En cambio, los idiomas extranjeros sí que lo serán», han señalado.

Por otro lado, han considerado grave que existan diferentes criterios para establecer estos méritos. Mientras que el alemán, francés e inglés –por ser lenguas de la Unión Europea– se tienen en cuenta para puestos en toda Navarra, en el caso del euskara no se valora el hecho de que sea una lengua propia de Navarra. Además, se valora en función de la relación directa del puesto con la ciudadanía, pero no en todos los casos. «¿Cómo puede ser que a enfermeros especialistas o administrativos que trabajan en servicios centrales se les valore el inglés y no el euskara, si se dice que prestan atención directa? Se podrían encontrar muchos ejemplos así en cada departamento», han denunciado.

Según Kontseilua y Behatokia, «es preocupante que, en algunos departamentos, los nuevos puestos que requieren conocimiento de euskara sean muy escasos o, teniendo en cuenta la naturaleza del propio departamento, se establezca un número tan bajo de puestos en los que el euskara sea un mérito: por ejemplo, tres en el Departamento de Educación y solo dos en el Departamento de Universidad, Innovación y Transformación Digital».

Según Euskalgintzaren Kontseilua, «lo establecido en este decreto y el propio Decreto de Méritos son una muestra de la falta de reconocimiento del Gobierno de Navarra hacia los derechos lingüísticos en relación con la población euskaldun. Todavía no se pueden recibir muchos servicios en euskara ni es posible trabajar en euskara, y la incapacidad de la administración para funcionar en esta lengua es evidente. Por tanto, se están aplicando políticas lingüísticas regresivas y medidas totalmente insuficientes. Y todo esto provocará que durante las próximas décadas la situación siga siendo la misma».

Por su parte, Behatokia ha hecho una advertencia: «Teniendo en cuenta que la mayoría de los puestos establecidos en este decreto son del ámbito sanitario, no se están tomando las medidas necesarias y adecuadas para fomentar el conocimiento del euskara entre los profesionales. Esto choca con las recomendaciones que el Consejo de Europa ha reiterado al Gobierno de Navarra, en las que se insta específicamente a garantizar el uso del euskara en sanidad y servicios sociales».

Todo esto, sumado al escaso número de nuevas plazas en las que conocer el euskara será necesario (258, el 2,7%), es señal de una política lingüística regresiva por parte del Gobierno de Navarra, de una desigualdad entre hablantes y de las limitaciones en la promoción del euskara. Con decisiones como esta, el Gobierno de Navarra deja aún más excluida a la comunidad euskaldun ante la administración pública.